Producir o no producir frutas y hortalizas en UK

La presión que ejerce el incremento de costes en la cadena alimentaria del Reino Unido es de tal magnitud que algunos de sus eslabones están dejando de ser viables.
Miguel Flavián

Este año podemos ver cómo cultivos tradicionales de la agricultura británica se podrían quedar en algo más que anecdótico. Los precios siguen aumentando (un 17,3% en abril, según Kantar) y los consumidores reaccionan comprando menos y decantándose por productos más baratos. Este comportamiento está afectando a las ventas de los supermercados que tratan de contener las subidas de precios en sus negociaciones con los proveedores, pero no todos los fabricantes tienen el poder de negociación para repercutir sus costes y esto, sin duda, se traslada al panorama productivo del Reino Unido.

Lo hemos visto estos meses, en los que la producción de hortalizas de invernadero ha sido mínima porque los precios que se ofrecían a los agricultores no compensaban los costes. El sector productor de manzanas en el Reino Unido parece estar pasando por una situación similar, con el agravante de que los ciclos son más largos.

Reducción de la producción de manzanas

Según la asociación del sector British Apples & Pears, los agricultores percibieron un 0,8% más por kilo en 2022 que en 2021. En un periodo similar (de noviembre del 21 a noviembre del 22), según un análisis de Promar, los costes productivos subieron un 23%. La viabilidad del sector está en entredicho si no cambian las cosas y, según los datos de British Apples & Pears, un tercio de los pedidos de nuevos árboles para renovar las plantaciones (unos 160.000 árboles) han sido cancelados porque los agricultores piensan reducir la producción para afrontar menos costes.

Tomates: la salvación en manos de los consumidores

Tras una campaña de invierno en la que los tomates han ocupado demasiadas veces las primeras páginas de la prensa debido a su escasa o nula oferta, la temporada de tomate británico comienza su andadura. En este contexto, la asociación de productores británicos apela al papel que pueden jugar los propios consumidores.

Mientras que los productores se enfrentan a la subida del coste de la energía, los costes laborales y el aumento de precio de otros insumos agrarios, se deja en manos de los consumidores el apoyo a los productos locales para crear una economía resiliente y medioambientalmente responsable. Sin embargo, la confianza de los consumidores está por los suelos y la cesta de la compra cada vez más cara.

Esta situación de duda entre producir o no producir también se da en otro tipo de producciones típicas del Reino Unido, ya que los agricultores no tienen claro si podrán rentabilizar su esfuerzo. Sin embargo, no es solo el sector agrícola el único afectado. En lo que va de año han quebrado dos distribuidores (Farmison y Planet Organic) y 150 fabricantes de alimentos (un 250% más que el año pasado, según el análisis de la financiera Mazars). Sin duda, cambiarán muchas cosas antes de que volvamos a unas condiciones de mercado normales.

 

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