Tropical Bayper, en pleno desarrollo

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La firma de Betxí (Castellón) acaba de iniciar su andadura y espera alcanzar una comercialización de cinco millones de aguacates en el plazo de tres años

Su gerente, Vicente Bayona, con una larga experiencia en esta categoría, vio una oportunidad muy clara con la ubicación de la empresa. “Nos encontramos en plena zona de expansión del cultivo y logísticamente estamos a dos pasos de la autopista del Mediterráneo y muy cerca de los puertos de Castellón y Valencia, así como al lado de las grandes plataformas de distribución de los supermercados más importantes de este país. Practicamos una forma de trabajar en la que todos ganan porque se gana en eficiencia, en costes y se reduce la huella medioambiental que supone el transporte desde Málaga.”

Bayona remarca que “contamos con capacidad para comercializar producto entre cinco y seis meses al año, con las variedades Hass y Lamb Hass. Por eso nuestro logo incide en su procedencia: “Aguacates del Mediterráneo. Valencia”.

El cultivo más septentrional de Europa

La compañía castellonense aúna las producciones españolas de aguacate más septentrionales. Sus cultivos se extienden desde la comarca valenciana de Les Valls, pasando por Pla del Moro, La Magdalena hasta alcanzar Benicàssim.

Entre los principales clientes de la compañía destaca el exigente mercado suizo, Alemania y Francia, como histórico consumidor de este producto.

El objetivo de Tropical Bayper pasa por consolidarse como un referente en el sector en esta zona de expansión. Para ello, en un breve plazo acometerá nuevas inversiones en cámaras de maduración y de preenfriamiento. Además del aguacate valenciano, la firma hace un guiño a los tropicales canarios por su excelente calidad y comercializa papaya y aguacate de estas islas.

Pero todo no son alegrías en este pujante sector del aguacate. Bayona describe cómo la ventana para el aguacate español cada día estrecha sus márgenes con los cultivos procedentes de terceros países (Tanzania, Colombia, Perú, etc.) y que no están sometidos a los mismos controles sanitarios que los españoles.  A este punto hay que añadir las dificultades persistentes con la logística y la subida de costes en todos los eslabones de la cadena, que todavía no han sido asimilados por la gran distribución.

“Los exigentes protocolos sobre residuos cuestan mucho dinero al agricultor y a las empresas. Se trata de un absurdo porque después comemos aguacates que no han pasado estos filtros y lo que es más grave, las importaciones nos han traído plagas que antes no existían como el ácaro cristalino, la araña roja y el hongo aéreo. En los puertos (Rotterdam y Algeciras) no se hacen las inspecciones necesarias por falta de personal. Todo ello, sin comparar las condiciones laborales de nuestros trabajadores, que en nada se aproximan a las de estos países.”

“Si queremos que el sector agrario sobreviva, porque ya vemos lo que está ocurriendo con la citricultura en la zona, hay que reclamar reciprocidad en nuestras importaciones, sino no habrá futuro a largo plazo y nos convertiremos en un país dependiente de países menos desarrollados. Perder la soberanía alimentaria es una cuestión muy grave para Europa, pero parece que, a pesar de haber vivido una pandemia, en Bruselas no se enteran de que somos un sector estratégico y España cuenta con las condiciones naturales para seguir a la cabeza productiva.”

En este mismo sentido, el ejecutivo incide en que en estos momentos se habla mucho de reciprocidad con los cítricos, pero “nos olvidamos de las importaciones de aguacates. El tratamiento en frío, que puede evitar problemas sanitarios, tampoco se da para el aguacate”.

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