Mariano Zapata, “Tengo mal perder”

Nació literalmente en el campo (Sucina) en 1963, donde sus abuelos y también sus padres trabajaban en el latifundio de los aristócratas, condes de Heredia Spínola. Al cabo de un año de su llegada al mundo, en busca de una vida mejor sus padres se trasladan al Mirador, municipio al norte de San Javier.
Perfil Mariano Zapata
Toda su vida ha transcurrido en el triángulo equilátero que podría formarse entre las localidades de Sucina, El Mirador y San Javier, su residencia actual.
Pasa muchos fines de semana en Madrid, donde estudia su hija mayor y a la que se unirá en breve la más pequeña. Juntos se aproximan al Santiago Bernabéu porque ellas han salido más madridistas que el padre. Por allí pasan horas y tapean por la zona.
Es un hombre sencillo, de buen talante, de valores y de tradiciones. Su linaje sureño se denota en su afición por los toros y la romería del Rocío, a la que este año no ha podido ir.

¿Es un requisito jugar al pádel para ser presidente de Proexport?

Ja, ja por supuesto que no lo es. Es pura coincidencia.

Pues me ha hecho creer que podía estar escrito hasta en los estatutos de la asociación.

¿Lo dice por Juan Marín?

Por supuesto, también estuve en una pista de pádel con él. ¿Cuántos días a la semana juega?

Juan y yo somos muy amigos y hemos echado muchas partidas juntos, casi siempre me gana. Me entra mucho coraje porque tengo muy mal perder. Es un tío listo, se busca buenas parejas. Me enfurezco, pero al rato, cuando nos vamos a comer y a echarnos unas risas, se me olvida.
Mi ración son dos días a la semana, pero hay algunos que, por compromisos ineludibles, me los salto. En cualquier caso, siempre intento compensarlo corriendo por las mañanas por el paseo marítimo de Santiago de la Ribera.

Entonces, se considera usted un perdedor…

Para nada, eso solo es con el calentón de la raqueta, y no siempre, porque también gano. Ja,ja,ja La vida me ha tratado muy bien, y en las cosas que más importan, como es la familia y la salud, me siento muy afortunado: un ganador

Creo que también les une la afición a los toros

Sí, yo soy taurino hasta la médula, fan de Manzanares y el Juli. Y seguidor acérrimo del murciano Pepín Liria, al que he acompañado en muchas ocasiones.

Me han dicho que llegó a tener tres caballos y que salía en la en la archi famosa Semana Santa de Lorca vestido de romano en alguna de las espectaculares cuadrigas. Si lo llego a saber antes, este perfil lo hubiéramos hecho en esos días ¿Por qué dejó los caballos?

Monté a caballo durante más de 15 años e inculqué la misma afición a mis hijas, que lo hacían bastante bien. Cuando crecieron dejaron de interesase por ellos y decidí venderlos. Los caballos necesitan atención y tiempo, y mis hijas, al crecer, ya no disfrutaban tanto. En las procesiones de Semana Santa de Lorca he desfilado en cuadrigas de caballos vestido de romano. Las escenificaciones bíblicas son espectaculares, todo: la estética, la pasión. No hay palabras, hay que verlo.

Este año debe de estar contento con la trayectoria del Madrid

Ni se lo imagina. Alegría tras alegría, aunque fuera en los últimos momentos.

¿Cuándo se dio cuenta que se le daba bien esto del comercio hortofrutícola?

Yo estudié la EGB y después seguí tres años más en Murcia, pero no sabía muy bien lo que quería hacer con mi vida. En aquella época, a los 18 años te llamaban a filas y a mí me tocó la Academia General del Aire de San Javier, pero antes de ingresar conseguí un trabajillo de verano en una subasta. Aquello me enganchó y descubrí muy pronto que tenía cierto talento para tratar con los agricultores. Me di cuenta de que había una vena comercial dentro de mí y la tenía que explotar. Al acabar la mili, me volvieron a contratar y estuve 15 años. Lo demás ya es historia porque en 2001 monté, con cuatro socios, mi propia empresa y ahí sigo disfrutando de lo que hago. Me gusta la actividad comercial, la relación con los agricultores, el día a día, que nunca es el mismo. Soy feliz con lo que hago y creo que se me da bien.

¿Ha pensado alguna vez qué le hubiera gustado ser si no se hubiera dedicado a este sector?

Sí, y lo tengo clarísimo, me hubiera gustado ser deportista. No sé en qué disciplina porque me gusta mucho el deporte. Jugué al fútbol cuando era muy joven y creo que no lo hacía mal, pero yo no viví esa época en la que los padres apoyan a sus hijos y hacían malabarismos con la jornada laboral para llegar a los entrenos y partidos. Eso queda muy lejos de los padres de mi generación.

En cualquier caso, sigue muy activo, ¿no es así?

El gusanillo del deporte no lo he perdido nunca. Yo corro casi todas las mañanas sobre las 6 por el Paseo de Santiago de la Ribera y juego, una o dos veces al pádel.

¿Dónde pasará las vacaciones de verano, si es que las tiene?

Todavía no lo tenemos definido. Lo tenemos que consensuar en casa, sobre todo ahora que mi hija mayor estudia fuera y la pequeña se marcha el curso que viene. Queremos estar los cuatro juntos al menos una semana, como cuando eran pequeñas. El año pasado nos escapamos una semana de relax a Formentera a finales de agosto y este año está por definir.

Sí, pero también me han dicho que usted hizo su propia escapada

Ah, sí es verdad. Hice un tramo, no muy largo, del Camino de Santiago, el que el tiempo nos permitió. Empezamos en Tuy y llegamos a la catedral siete días más tarde. Este año, repito, pero haciendo otra ruta.

¿Es usted religioso? ¿Qué se siente cuando se llega a besar al Santo?

Soy una persona creyente y devota. No soy un practicante perfecto, pero soy católico. Besar al Santo después de días de caminata, produce unos sentimientos muy profundos, una gran paz interior.

Por cierto, me han dicho que todavía viven sus padres

Sí, son el ejemplo más claro de amor que he visto nunca. A sus 90 y muchos, van juntos a todas partes. Desayunan siempre en la misma cafetería, mantienen una serie de rutinas juntos y todo el mundo los conoce y saluda.

¿Acabará usted siendo un viejecito amable de la mano de su esposa?

Eso es la vida, y así lo espero. Eso es la verdadera felicidad.
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